Liberándose de condicionamientos negativos
No sé qué hora es. Muchas noches despierto y mi mente enciende motores recorriendo el listado de pendientes, resolviendo materias inconclusas o mejorando las ya resueltas.
Necesito dormir mis 8 horas y no activarme a trabajar a media noche, porque para colmo mi mente despierta pensando en responsabilidades con terceros, no en mi satisfacción personal o en lo que me da placer. Cuando esto pasa, al otro día ando mal, cometo errores, olvido cosas por falta de sueño.
Esta hermosa y talentosa mente que tengo a veces se me descarría y debo tomar acciones. He aprendido que la mente debe trabajar para nosotros y no al revés. Es muy loco esto de mirarla como un servicio externo, pero resulta de maravillas. Y no solo observarla, sino también hablarle y darle instrucciones.
De la contemplación de mi mente y existencia -que es la clave para comprender la manera en que me enfrento a los desafíos- noto que la responsabilidad es un valor gigante en mí. No está presente en todos los ámbitos de mi vida, de así serlo, haría actividad física de vez en cuando. Sin embargo, este valor en lo laboral es fuerte y como condicionamiento me genera éxitos y problemas como el insomnio de esta noche.
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