La promesa


Respira lentamente, inspirando por la nariz 1, 2, 3, 4 y 5 y expirando por la boca 1, 2, 3, 4 y 5.
Repite una y otra vez hasta que tu ritmo de respiración y de vida sea calmo y agradable. Ahora intenta no pensar en nada y observa con toda tu atención algún objeto de la naturaleza en todo su esplendor. Un niño, un árbol cubierto de hojas y colores, el mar, tus propias manos.
Si realmente lo logras, sentirás haber entrado en otro nivel de vibración, en la dimensión de los sentidos donde no hay mente y no hay preocupaciones, solo estás tú, el objeto de tu atención y el placer de sentirte libre y pleno rodeado de tanto vacío.
No importa donde estés, solo necesitas darte un tiempo a solas con el presente para disfrutar de un hermoso viaje hacia la dimensión más olvidada en este planeta, la dimensión del ahora.
Inténtalo, no importa si la experiencia dura un segundo, porque habrás ganado el sentido de la vida.

 

Si te gustó este relato dame like, coméntalo y compártelo con tus amigos.

Si quieres enterarte de mis próximas publicaciones, suscríbete a mi página PalomaGrandon con tu correo electrónico.

Estado de luna

Cada cierto tiempo pierdo el sentido de vivir, lo que sucede cada vez que dedico mucho tiempo al deber ser.

Despierto cada día de la semana con el único deseo de seguir durmiendo, con la angustia de perder el tiempo en la cama o en el trabajo, mientras la vida pasa. Y, ¿qué hago para remediarlo? ¡Nada! porque no soy capaz de poner la marcha en primera y echar a andar mi motor interno.

Es verano, los días están preciosos, no hace tanto calor en la costa y corre esa agradable brisa que no encontramos en Santiago, lo que debería animarme a salir, pero esta casa que me atrapa…

Tengo una bicicleta esperando a ser usada, un cuerpo hambriento de movimiento, sol y oxígeno, que se atrofia cada día que no se esfuerza. Tengo dinero para gastar en banalidades, amigos que me llaman y me invitan para que comparta con ellos y lo más importante de todo tengo una hija pequeña que me necesita activa y con deseos de vivir.

Pero nada logra sacarme de este “estado de luna”.

Leer más

La Malograda by Paloma Grandón

Hola a todos, les invito a disfrutar de este nuevo relato y a suscribirse en mi sitio web http://www.palomagrandon.com. Un abrazo.

 

Masticadores

e70d2407993da18fb870b0d87dd9ed63

La malograda nunca aprendió dónde estaba la delgada línea entre lo bueno y lo malo. No supo cuando decir no y en su extrema ingenuidad dijo siempre sí, aun cuando decía no.

La malograda fue bella, sana, deportista, no muy buena con las notas, pero muy creativa, talentosa en las artes plásticas y en la música, admirada y seguida, hasta que un día se volvió demasiado soñadora, arriesgada, egoísta y disruptiva, el mismo día que hizo un pacto de dependencia con esa seguridad prestada, que en algún momento de la vida se cobraría.

Pone en riesgo a sus seguidores, amigos y a toda su familia: padres, hermanos, parejas, hijos y nietos, no hay nadie que se escape. Porque la Malograda influye y trasciende en la ingenuidad como ejemplo de quienes le admiran y aún creen en ella copiando un modelo que no es resultado de nada bueno.

Cada día que…

Ver la entrada original 1.448 palabras más

El niño que sufre by Paloma Grandón publicado en MasticadoredeletrasEspaña

By Pula González

https://masticadoresdeletras.wordpress.com/2019/06/05/el-nino-que-sufre-by-paloma-grandon/?share=press-this&nb=1

Si te gustó este relato dame like, coméntalo y compártelo con tus amigos.

Si quieres enterarte de mis próximas publicaciones, suscríbete a mi página PalomaGrandon con tu correo electrónico.

 

Historias de la vida misma – Parte 2

El término “la vida misma” no es mío, es un término que usa una amiga cuando le comento de algún agobio que me parece insuperable y para ella no es más que…la vida misma.

Hace unas semanas, cuando salíamos del cementerio, luego de despedir a la pareja de una amiga muy especial, ella me abrazó cargada de emociones y me dio las gracias por haberle dado un consejo que cambió su vida y le hizo vivir la más bella experiencia de amor. Me sentí responsable y feliz por haber contribuido a hacer su vida más plena, pero también me sentí responsable y triste por el dolor que estaba sintiendo por la partida de su pareja, ya que de alguna manera ambas experiencias estaban ligadas y sentí que fueron en parte consecuencia de mi intervención.

Todo tiene una causa, todo tiene una consecuencia.

Leer más