Más lejos que Reigolil

Vacaciones de invierno en Pucón y era el día de ir a las termas, hacía frío y estaba húmedo por la lluvia del día anterior. El sol escondido detrás de las nubes solo nos iluminaba y de calor, nada. Por tanto, nos levantamos a media mañana bien abrigados con varias capas y todos con sus gorros de lana bien puestos, desayunamos de manera contundente y alistamos nuestras mochilas para la aventura. El traje de baño, las chalas de agua y la toalla no podían faltar. Éramos dos adultos, dos adolescentes y dos niños.

El 4×4 estaba en su punto, la mochila de supervivencia y el cocaví con múltiples alternativas ya embarcado, los menores acomodados en la fila trasera y nosotros adelante con el papel blanco, largo y arrugado que señalaba nuestro destino: “Las Termas de Río Blanco”.

El día anterior con ese mismo papel en mano, el cual consistía en un listado de termas, Camilo y yo tomamos decisiones. Ambos deseábamos ir a unas termas naturales y no intervenidas, pero debimos revisar otros aspectos.

—¡Busquemos la más conveniente! —exclamé, siempre preocupada de las finanzas familiares.

—¡Y que tenga comida! —señaló Camilo. 

No sé porqué el sur de Chile produce tanto hambre y hace que todo sepa más rico.

Inmediatamente descartamos todas las termas tradicionales que ofrecían piscinas techadas con toboganes o quedaban demasiado cerca de Pucón. No nos ofrecían la experiencia que deseábamos.

Nos llamó la atención una que por su precio era demasiado barata, de no creer: “Termas Río Blanco: pozones naturales de aguas termales, almuerzo, teléfono celular 987654321, ubicación a 25 km de Reigolil.”

Llamamos varias veces para saber algo más del lugar, pero no logramos comunicarnos. Optamos por confiar. Si estaba en ese listado, era por algo.

Leer más

La crisis del chanchito de tierra

Perdiendo el equilibrio entre el ser y el deber ser

Llego a mi trabajo, me siento frente al computador y no sé qué hacer. Es como si todo estuviese listo y es un despropósito que yo esté ahí. Repaso temas en mi mente, pero mi imaginación es más fuerte y de aburrimiento visualizo un camino largo en un bosque, donde me encuentro cajitas cada ciertos metros conteniendo tareas pendientes de casi cero importancia. Solo verlas, me cansa. Entonces, continuo avanzando por ese largo camino de suelo blanco, árboles flacos con algunas hojas verde claro, como un ficus que orinó una de nuestras gatas y cayó en desgracia, mientras los rayos de sol que arremeten en la trama se encargan de iluminar e inmovilizarlo todo.

Alguna vez trabajar fue mi gran pasión y me sentí muy satisfecha de mis contribuciones. Durante ese tiempo, aprendí que en esa senda me acompañaron quienes se aprovecharon de mi falta de experiencia. Aparecieron también los que no logré entender y a los que no les agradé. Traté de no juzgar a nadie por filosofía y cuando supe de alguien que quiso dañarme, preferí no interesarme en ello. 

En contraposición, se hicieron presentes los que me agradecerán toda la vida el haber compartido mis conocimientos y tiempo para comprenderlos o al menos intentar empatizar con sus necesidades. El acompañar, guiar con paciencia, enseñar sin egoísmos y caminar, alcanzar y no alcanzar metas juntos, es algo que raramente se olvida.

Leer más

Cumplir Sin Miedo

Liberándose de condicionamientos negativos

No sé qué hora es. Muchas noches despierto y mi mente enciende motores recorriendo el listado de pendientes, resolviendo materias inconclusas o mejorando las ya resueltas.

Necesito dormir mis 8 horas y no activarme a trabajar a media noche, porque para colmo mi mente despierta pensando en responsabilidades con terceros, no en mi satisfacción personal o en lo que me da placer. Cuando esto pasa, al otro día ando mal, cometo errores, olvido cosas por falta de sueño.

Esta hermosa y talentosa mente que tengo a veces se me descarría y debo tomar acciones. He aprendido que la mente debe trabajar para nosotros y no al revés. Es muy loco esto de mirarla como un servicio externo, pero resulta de maravillas. Y no solo observarla, sino también hablarle y darle instrucciones.

De la contemplación de mi mente y existencia -que es la clave para comprender la manera en que me enfrento a los desafíos- noto que la responsabilidad es un valor gigante en mí. No está presente en todos los ámbitos de mi vida, de así serlo, haría actividad física de vez en cuando. Sin embargo, este valor en lo laboral es fuerte y como condicionamiento me genera éxitos y problemas como el insomnio de esta noche.

Leer más

Tomar responsabilidad, el insight

Partí escribiendo esta columna, sin ánimos de publicar, en la víspera de la luna llena del 27 de febrero de 2021, días en los que me embarga la emoción y mi sensibilidad está a flor de piel, me enfoqué en una idea y sin darme cuenta nació este regalo que merece ser publicado.

Entre septiembre 2020 y febrero de 2021 hice un curso de Autoconocimiento y Meditación con Marcela Torres/Onkardeep Kaur, Maestra Espiritual de Sri Ammabhagavan, en Instagram @medita_en. Fue un proceso muy limpio en el que paso a paso fui reconectando con mis emociones, retomando el camino hacia mi equilibrio espiritual.

Las lecciones impartidas en cada clase parecían tan simples y sin ser complejas realmente eran muy profundas,  llegar a internalizarlas fue un esfuerzo conjunto de toda la clase, porque las consultas y experiencias de todos los que estábamos en ese camino, contribuyeron enormemente a que pudiésemos experimentar que el  sufrimiento iba cesando.

En este proceso fui observándome – la clave de todo esto – reconociendo en mí los paradigmas y creencias que mantenían mi vida estancada en ciertos aspectos y a partir de ahí comencé a trabajar en la búsqueda de nuevas ideas que emanaron desde lo más simple de la vida a lo más profundo e íntimo de mi sentir.

Leer más

Piedra de Río

Deseo llegar a ser flexible como el agua que se adapta a la cuenca del río, la que a su vez moldea y define en cada instante.

O ser la piedra del río, que casi imperceptible a nuestros sentidos, se moja y se seca una y otra vez por miles de años, evolucionando a su modo, agitándose por las corrientes de quien la albergue, expandiéndose o contrayéndose por los cambios de temperaturas de un día en particular o por el transcurrir caprichoso de las estaciones, vibrando por el sol y la luna, la visita de un cometa, la alineación de los astros, su entorno energético más cercano y claro, siempre estamos nosotros, los seres humanos, para sorprenderla con algo inesperado.

Mientras estoy sentada con el agua hasta más arriba de las caderas en el río Cochiguaz, que corre frío y lleno de energía renovadora, siento las piedras en mis piernas, las tomo, las observo, las aprecio, las quiero y las dejo ir, pero mi espíritu no y viaja con una de ellas.

Leer más