Deseo llegar a ser flexible como el agua que se adapta a la cuenca del río, la que a su vez moldea y define en cada instante.
O ser la piedra del río, que casi imperceptible a nuestros sentidos, se moja y se seca una y otra vez por miles de años, evolucionando a su modo, agitándose por las corrientes de quien la albergue, expandiéndose o contrayéndose por los cambios de temperaturas de un día en particular o por el transcurrir caprichoso de las estaciones, vibrando por el sol y la luna, la visita de un cometa, la alineación de los astros, su entorno energético más cercano y claro, siempre estamos nosotros, los seres humanos, para sorprenderla con algo inesperado.
Mientras estoy sentada con el agua hasta más arriba de las caderas en el río Cochiguaz, que corre frío y lleno de energía renovadora, siento las piedras en mis piernas, las tomo, las observo, las aprecio, las quiero y las dejo ir, pero mi espíritu no y viaja con una de ellas.
Mientras el agua corre sin prisa para unirse a otras corrientes, me dejo arrastrar lentamente por las aguas, golpeándome junto a otras piedras al tiempo que le regalamos al río su sonido característico. Y en ese largo camino, me arrastro y moldeo tomando forma suave y redondeada, aún cuando el camino no siempre es amable y tiene tramos agrestes, no puedo evitar nada y creo que podría llegar a enterrarme en el lodo o transformarme en el hogar de otras formas de vida, para permanecer ahí por mucho tiempo, pero no sucede nada de eso, sigo avanzando, puliéndome una y otra vez, a veces en grupo otras veces sola, entre piedras, musgos y peces, achicándome en una ruta eterna hasta transformarme en el más fino de los granos.
Al regresar del viaje reflexiono y digo “Soy Piedra de Río”, recorro caminos a veces ásperos, a veces suaves, en compañía o sola, pero finalmente y sin darme cuenta en ese dejarme llevar por las aguas fui comprendiendo que llegar a ser nada me condujo a comprender el todo.
Si te gustó esta columna dale «me gusta», coméntala y compártela en tus redes.
Entérate de mis próximas publicaciones, suscribiéndote a mi Espacio con tu correo electrónico. Un abrazo!
Esta columna fue publicada en Masticadores/Sur el 7 de junio de 2021.
Un comentario sobre “Piedra de Río”